Krakman Friends
Podemos resolverlo
Permítannos contarles una historia.
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Hace algunos años atrás - demasiados, dicen las malas lenguas, suficientes, dicen lenguas comprensivas y necesarios, dicen las ecuánimes -, Ernesto y Marcelo decidieron estudiar Física. No se conocían, y tampoco se conocieron trajinando los pasillos de la Ciudad Universitaria, los separaba la diferencia de edad y, más tarde, la decisión de ambos de elegir otros caminos. Ernesto rumbeó para la informática y el mundo corporativo y Marcelo se internó en la psicología.
Pasado el tiempo y como si lo hubiera imaginado Borges en una de esas bifurcaciones de El jardín de los senderos que se bifurcan, Ernesto y Marcelo se encontraron. Ernesto ya era un ejecutivo de Oracle, en el regio camino a ser su presidente, y Marcelo había cambiado - no sin cierta nostalgia y agradecimiento - el consultorio por una oficina en una importante firma de Executive Search.
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Así que empezaron como cliente y proveedor, o socios estratégicos como les gusta decir a nuestros amigos marketineros. Y allí comenzó el nuevo giro en esta historia, como dice la canción de Bob Dylan, todo surgió como un simple giro del destino.
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Marcelo ayudó a Ernesto en la creación de Idea Factory, caminaron juntos allí hasta que - nuevamente - los senderos se abrieron, todo tiene su tiempo bajo el sol. Pero ya había algo más, algo más trascendente y que todos conocemos como amistad. Ese sentimiento que nace, crece y se fortalece en venturas y desventuras. Los detalles no importan, pero Ernesto y Marcelo atravesaron tanto unas como otras.
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También fueron descubriendo otras cosas que los acercaban, como la buena música, la literatura, el cine, el arte en general, los deportes y el fútbol en particular (Ernesto es un hincha destacado de Estudiantes y Marcelo lleva a Boca en el corazón). Pueden discutir de política con algunas ideas divergentes pero con buenas intenciones en común. Marcelo suele tener un humor un tanto irónico, aunque Ernesto no se queda atrás.
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Y finalmente decidieron que con este recorrido y con la experiencia que cada uno de ellos adquirió, era válido asociar conocimiento, esfuerzo y, sobre todo, pasión: había que asociarse y ofrecer a las empresas un servicio que ellas ya conocen, pero de la mano de dos profesionales que suelen pensar las situaciones conocidas de maneras innovadoras y desafiantes.
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Como son dos buenos amigos, también decidieron que este emprendimiento llevara el nombre, o más bien el apellido, de ambos, y salió Krakman, que son Partners, pero sobre todo, amigos.